Cuando
se publica la noticia del brote inusual de neumonía en Wuhan, China, el mundo
dirige su atención al país asiático de manera preocupante y horrorizados, no
solo por el numero de personas afectadas, sino además por la amenaza de que
este virus llegue a las puertas de cada país. Muchas teorías han surgido en relación
a este evento de salud publica de importancia internacional, entre estos de que
este brote no se inició en la mencionada ciudad, sino que ya había estado
esparcida desde antes.
Al
identificarse el virus similar al etiológico del SARS, brote que ocurre en el
2002 y fue contenido rápidamente, solo se simila en genoma pero una pregunta
surge ¿realmente es este virus similar a su hermano coronavirus SARS?. Si se
analiza el comportamiento de este virus durante su recorrido por la Tierra,
vemos que transcurre mas allá de la población riesgo establecida, es decir
casos potenciales de complicaciones cursan normalmente la enfermedad mientras
casos sin patología de base aparente o determinada resultan funestas. Esto nos
indica que este virus es enigmático y sabemos poco sobre él, incluso
comportamiento muy desconcertante e impredecible.
Lo
cierto es que ya no respeta población de adultos mayores como se había establecido,
sino además que jóvenes de entre 20 y 39 años han sucumbido ante esta patología.
Ni hablar del tratamiento, coctel de fármacos que en unos dan resultados y
otros no se observa un desenlace satisfactorio. Comunidad científica dividida
respecto al uso de ciertos medicamentos que han saltado a la fama como la
Azitromicina (antibiótico), la ivermectina (antiparasitario), la tan venerada
hidroxicloroquina (antimalarico), entre otros, para frenar la réplica viral.
Se
han publicado por las redes sociales múltiples métodos terapéuticos no
oficiales como el uso de aspirina con
infusiones de plantas y frutos como limón, guanábana, entre otros, no sabiendo
que esto es un arma de doble filo negativo en ambas partes: 1) enmascara la
enfermedad y 2) retrasa la asistencia médica. Al unirse estos filos es obvio un
resultado mortal para la persona que sigue los consejos de otros que no son médicos
o solo tienen conocimientos empíricos. Tanto el primero como el segundo da
oportunidad al virus para que haga de las suyas y realice su desorden en el
organismo para mas luego la persona sufra las consecuencias de este torbellino
de respuesta aberrante del sistema inmunológico, creando la situación muy
peligrosa de ser estadística de mortalidad y letalidad por COVID18.
La
carrera para detener esta pandemia es ardua y muchos están corriendo por ganar
esta batalla, muchos del personal de salud han caído víctimas de este virus en
el cumplimiento del deber, otros han bajado la guardia y han sido afectados por
otra via extrainstitucional. No obstante, estos esfuerzos se ven opacados cuando
una población vulnerable hace caso omiso a las medidas preventivas, violando y
desafiando la virulencia de SARS CoV 2, la cual es impredecible, sorpresiva y
angustiosa. Cierto nivel de inconciencia reina en la población que no respeta
las medidas tanto en el hogar como en los lugares que se visita, en donde los
riesgos aumentan por las aglomeraciones de personas que ignoran quizás porten
el virus.
Se
debe apelar por la conciencia, ya que el mundo esta alertado y educado para
aplicar las medidas de seguridad, precaución y prevención contra COVID 19 y transmisión
del SARS CoV 2. Las autoridades deben hacer énfasis en la conciencia y entendimiento
de las personas sobre el distanciamiento social, aislamiento social, uso de
mascarilla, lavado de manos, entre otros, mas que incrementar camas en el
hospital.
Lo
importante de todo esto es sembrar conciencia en la población para que
recapaciten y se unan a esta batalla contra el SARS CoV 2. Los factores que implican esta falta de consideración
van desde priorizar asuntos personales hasta no aceptar la realidad de la
enfermedad, creer que es inmune al virus, satisfacer necesidades poco
importantes, entre otros. En estos casos la psicología debe analizar esta parte
poblacional también. No solo como afecta a la comunidad medica, sino también el
comprotamiento, actitud, aceptación de la población ante esta pandemia, asunto
que no se ha trabajado o tomado en cuenta por profesionales de la salud mental.
Se han enfocado solo en el personal de la salud, nada mal, pero ¿y la población
que?, caldo de cultivo de este virus y responsables de la propagación. No se ha
hecho investigaciones en la población sobre la afrontacion de la población, ya
que los casos aumentan en esta no en los profesionales de la salud, estos son
los que resultan afectados en su área laboral.
Muchas
interrogantes surgen en base a la propagación. Unos atribuyen a hacinamiento,
pobreza, falta de conocimiento, irrespeto a las medidas de prevención, pero ¿Por
qué ocurre esto?, ¿Por qué la población no coopera y se presta para seguir propagando
la infección?, ¿Resistencia al cambio?, ¿Están preparados para la resiliencia? ¿Reconocen
la realidad y magnitud del problema?. Todas estas interrogantes y mas pueden
tener respuesta a esta problemática que se presenta hoy día. Es importante
tomar en cuenta estos puntos para adentrarse al problema
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